
Las alternativas al petróleo son muchas. Pero todas adolecen del problema de que aunque funcionan y producen energía renovable son casi siempre más caras que comprar petróleo, y ni aún en la escala más optimista pueden producir los increíblemente grandes volúmenes de energía que esta sociedad consumerista y glotona pide y necesita. Parte de eso se remediaría si aprendemos a ser más frugales y eficientes en el uso de energía. Pero aún con los precios que hay uno no ve una tendencia global en esa dirección. Lo otro es esperar con dolor a que los precios del petróleo suban tanto y tanto que sean competitivos con las otras alternativas disponibles, y entonces ir reemplazando el petróleo por una mezcla variada de otras fuentes de energía.

Una compañía nueva en San Diego, California está diseñando un proceso para producir una imitación del petróleo crudo a base de algas marinas. El director de la compañía llamada "Sapphire Energy", el ingeniero Jason Pyle, dice que el aceite que se saca de las algas marinas con su proceso es muy similar químicamente al petróleo crudo liviano. Por tanto se puede destilar en gasolina de 91 octanos, diesel o querosén y sería compatible con los motores, turbinas y la infraestructura que ya hay. Lo mejor de todo es que aunque la quema de estos combustibles libera CO2 y contaminantes a la atmósfera el proceso de fotosíntesis para producir en cantidades masivas las algas necesarias absorbe CO2, y por tanto es un proceso neutral en cuanto al calentamiento global se refiere.
Pyle asegura que su compañía nada más podrá producir unos 10,000 barriles diarios dentro de aproximadamente 5 años a un costo competitivo con el de taladrar pozos de petróleo en el mar. Aunque esto es solo un 0.05% de la demanda por petróleo en los EE.UU. de hoy (que seguro será bastante mayor en 5 años si todo sigue como va) habría que ver cuantas otras compañías adicionales podrían producir este "petróleo verde" y cuanto se puede aumentar en escala este proceso. Hay que estudiar cuantos nutrientes se requieren, el espacio ocupado por el agua donde se crecen las algas, y los efectos ambientales secundarios que tiene el crecer un volumen enorme de algas de forma acelerada.
La compañía ya tiene unos 50 millones de dólares de varios inversionistas y cuando menos puede ser otra adición atractiva en el menú de nuevas formas de producir energía renovable. ¿Qué nos haríamos sin los científicos que salen siempre al rescate de esta sociedad botarata y sin visión de futuro a largo plazo?
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